29 de octubre de 2010




Baila como si nadie te estuviera viendo. Nos convencemos a nosotros mismos, de que la vida será mejor después de cumplir tantos años, después de casarnos, después de tener un mejor empleo, después de tener hijos y entonces después tener otro. Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean. Después nos frustramos porque son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa. Nos decimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro esposo/a le vaya mejor, cuando tengamos un mejor auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos jubilados. La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que ahora. ¿Si no es ahora, entonces cuándo? Alfred de Souza dijo: “Por largo tiempo parecía para mí, que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar; entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta de que estos obstáculos eran mi vida”. Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay camino a la felicidad, la felicidad “es el camino”. Así que atesora cada momento que tienes y atesóralo más cuando lo compartes con alguien especial, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo y recuerda que el tiempo no espera a nadie. Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tengas hijos, hasta que tus hijos vayan a la escuela, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta que el viernes por la noche, hasta que el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno, o hasta que mueras, para decirte que no hay mejor momento que éste para ser feliz. La felicidad es un trayecto, no un destino. El pensamiento para el día: Trabaja como si no necesitaras dinero; ama como si nunca te hubieran herido. Y baila como si nadie te estuviera viendo